Mi chiquitín, mi vida de mis amores, luz de mis ojos, fue tan de repente y tan inesperado que nunca pensé que te me ibas a ir tan rápido. Atrás quedarán esos días en los que yo me deshacía en mimos y caricias contigo, cuando regresaba de clases y me sacabas una sonrisa de oreja a oreja tras cruzar la puerta de casa, ya no podré esconderme de nadie con un trozo de carne para que me encuentren… a veces la vida es tan injusta con todos, ojalá tuvieras una segunda oportunidad para poder seguir haciendo de las nuestras, pero si el destino ha dictado que te has tenido que ir, por algo será.

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